¿Qué pasaría si
los simios tomasen el control de nuestro planeta? De esta premisa parte
la saga de películas conocidas como “El Planeta de los Simios”.
“El amanecer del Planeta de los Simios” es el octavo largometraje de esta franquicia y en el que descubrimos porque desaparecieron la mayoría de seres humanos y porque los simios tomaron el poder.
Todos sabemos cómo acabó la historia con un Charlton Heston creyendo que estaba en un nuevo planeta, cuando en realidad era la Tierra dominada por los monos. Con esa escena brutal en la playa y el momento en el que aparece la cabeza de la Estatua de la libertad.
También sabemos cómo empezó. Lo hicimos en 2011 de la mano de James Franco. En un laboratorio estaban probando un fármaco que podía curar el alzhéimer. A los científicos se les fue de las manos y el virus se volvió en su contra. Y es en esta cinta en la que conocimos a César, chimpancé en el que habían probado este medicamento con el que se volvió inteligente.
En “El amanecer del Planeta de los Simios” la acción se sitúa en el año 2016. La población humana ha sido diezmada por un virus conocido como “la gripe de los simios”. Los pocos hombres que quedan viven en colonias fuertemente protegidas. Tienen miedo a ser contagiados por esta enfermedad. En la ciudad de San Francisco se están quedando sin energía y un grupo decide salir a explorar para descubrir alguna fuente de energía. Y lo logran, en mitad de las montañas descubren una presa. Pero lo que al principio parece un plan sencillo, se complicará en el momento que aparecen los simios liderados por César.
Hablar de esta película es hacerlo de sus efectos especiales. El tratamiento que se da a los animales los hace muy reales, tanto que nos han tenido que avisar de que durante el rodaje no se usaron animales reales. El summum de esos efectos se consigue en César.
Gracias a Andy Serkis quien le ha dado sus gestos y parte de su humanidad. Su interpretación supera al del resto del reparto, dejando en mal lugar a Jason Clarke, quien debería ponerse las pilas. Serkis se está convirtiendo en un experto en la captura digital del movimiento. Lo demostró en la trilogía de “El Señor de los Anillos” (2001) y más tarde en “King Kong” (2005) donde interpretó al gran simio. Los efectos especiales muchas veces pueden causar problemas a los actores, pero en esta ocasión el actor inglés los hace suyos.
La réplica humana corre a cargo de Jason Clarke. Conocido por sus papeles en “La noche más oscura” (2012) o “El gran Gatsby” (2013) en esta ocasión su interpretación pasa sin pena ni gloria. A su personaje le falta fuerza y credibilidad. Y es absorbido por los simios.
Aunque el papel está bien construido hubiese sido más creíble si lo hubiese encarnado James Franco.
Qué decir de Gary Oldman. Convertido ya en una actor clásico. Que vale “para un roto y un descosido”. Puede hacer de detective atormentado en “El Caballero Oscuro” (2008), de espía en “El Topo” (2011) o de conde Drácula en “Drácula de Bram Stoker” (1992). Pero en esta ocasión en su interpretación del militar Dreyfus no lo acaba de bordar. Es un personaje poco definido, del que sabemos poco y hasta el final no hace nada que merezca la pena.
La causa de que un gran actor como Oldman no brille en “El amanecer del Planeta de los Simios” es que su director Matt Reeves ha centrado toda su atención en los primates. Logrando que los espectadores se hagan preguntas cuando salgan de la proyección.
Esta es una película que hace pensar. No sólo es acción, también en ella se traslucen los peligros que puede acarrear a los humanos cuando juegan a ser Dios. Todo lo sucedido con el virus es culpa de ellos. Por tratar de curar una enfermedad, condenaron a toda la humanidad. Y los monos que utilizaron en los experimentos, tanto en este como en otros, se han vuelto en contra de quienes los maltrataros y los sometieron a pruebas terribles.
En definitiva “El amanecer del Planeta de los simios” es una película que gustará y que podrá convertirse fácilmente en el taquillazo del verano.
(Artículo publicado originalmente en la web Hora Punta)